Los porteños tenemos la posibilidad de elegir entre muchísimas opciones a la hora de ir a comer gracias a que Buenos Aires es una urbe altamente cosmopolita casi como Nueva York (también tenemos un barrio chino y el Little Italy no se conforma con un barrio ya que tenemos influencias italianas everywhere).
La globalización, introdujo entre tantos factores ambiguos, muchas opciones gastronómicas a la hora de ir a comer. Así es que en barrios como Palermo o Recoleta podemos encontrar en la misma cuadra, restós arabes, una taquería mexicana, un salón francés y una casa de té de estilo inglés. Sin embargo, los argentinos tenemos platos predilectos y clásicos que nos caracterizan, que a veces suelen confundirse con sabores extranjeros dada las olas inmigratorias mayoritariamente europeas, otras olas de menor tamaño de países limítrofes y otras aún menores de regiones dispares que sentaron sus bases en Argentina y aggionaron sus recetas en base a las materias primas que le brindaba la nueva tierra que mucho prometía ser.
Todos los días iré publicando diferentes restós que fusionan el arte culinario casero con los orígenes autóctonos, y cuando hablamos de casero, nos referimos a comidas amasadas con los ingredientes más deliciosos que las alacenas ofrecen. Es necesario hacer un paréntesis de hamburguesas y papas fritas felices para darle lugar a estos sabores tan nuestros como Mafalda, los cuentos borgeanos y el asado.
Pájaro que comió
Bajo el lema de “Fondas&Tragos” este restó ubicado en Palermo Hollywood apuesta a la comida típica y hogareña. El ambiente es súper cordial y cada mesita tiene un pequeño sifón (de los antiguos) que enmarca el estilo del lugar a la perfección. Escaleras arriba, una terraza con mesas más amplias y una barra de tragos invitan al disfrute para los días más calurosos del año.
Bajo el lema de “Fondas&Tragos” este restó ubicado en Palermo Hollywood apuesta a la comida típica y hogareña. El ambiente es súper cordial y cada mesita tiene un pequeño sifón (de los antiguos) que enmarca el estilo del lugar a la perfección. Escaleras arriba, una terraza con mesas más amplias y una barra de tragos invitan al disfrute para los días más calurosos del año.
Pájaro que comió es una especie de fonda reloaded en todos los sentidos: la propuesta es tradicional pero tiene guiños de los platos de moda vigentes y lejos de estar en pleno centro urbano se encuentra en Palermo Hollywood rodeado de restós elegantes y dispares.
Las entradas abarcan empanadas tucumanas fritas, provoleta rellena con olivas, tomates cherry y jamón hasta milanesitas de muzzarellla, todas grandes opciones para empezar a comer como dice el refrán: como todo un rey/reyna.
Una vez que se entra en calor pero siguen las ganas de más, los platos tienen una base importante en las carnes rojas cocinadas en horno de barro (el horno otorga una mística singular ya que funcionó en la casona a través de los años a pesar de los cambios que se fueron realizando). El vacío al horno de barro en cocción lenta tiene una combinación de jugos particular y junto a la bondiola a la cerveza negra son dos propuestas importantes del lugar.
Este tipo de platos (excepto las milanesas) no incluyen guarnición, pero esto no es un problema ya que hay mucho para elegir: papas a la crema con cebolla de verdeo y panceta, purés mixtos, vegetales asados, entre otros.
Entre los postres, los que más sobresalen son el cheesecake de dulce de leche y el volcán de chocolate acompañado de una bocha de helado. Pájaro que comió es recomendable tanto por su sabor como por sus precios que se diferencian de los colegas de la zona. El único consejo sería tener a mano una hepaltagina y tiempo para caminar por la zona un rato porque la comida es tan argentina como rebosante.
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